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C.10.1

Capítulo 10.1

El asedio a Goddard (parte 1)

Dejé la pluma a un lado y me levanté para observarme frente al espejo de la habitación. Desde que me hice swordsinger había adquirido el extraño tic de frotarme la cabeza mientras leía las partituras nuevas, y ahora observaba ante el espejo las consecuencias de ello. Tal vez me tomaría días devolverle la forma a mi cabello. Resignada me dirigí al escritorio y observé por la ventana: En dos días más sería mi primer asedio y tenía que aprender esa nueva canción.

Todo fue tan de golpe…

Poco después de haber logrado mi cambio de clase, ocurrió el accidente que había soñado. Gran parte de los miembros del clan buscaron otros lugares (entre ellos yo). Fue entonces cuando conocí a Deja Vu y al clan LK. Estuve allí poco tiempo, sin embargo fui capaz de hacerme amiga de varios del clan. Aún recuerdo los momentos que pasé con Rest, Simbelmyne y los miembros del clan. Sin embargo, mi clan anterior volvió y tontamente regresé con ellos. Ya no era lo mismo y sentía que debía buscar un lugar mejor.

Fue entonces cuando me encontré con ella de nuevo…

Fue en un accidente en Giran. Por algún extraño motivo, monstruos de la torre de la insolencia se habían fugado y habían llegado a la ciudad causando pánico total. Entre los afectados estábamos yo, Mora y su pequeña hermana Frappe.

- ¿¡PERO QUÉ DEMONIOS ES ESO!?- Exclamó la enana observando hacia el techo del templo de Einsahad. Dirigí mi mirada y me hallé con los cuernos de un demonio gigante.

- Frappe, ve a refugiarte a la warehouse.- Le dije a la tímida artesana. Hace pocos días que había cambiado de clase, así que no podía correr riesgos. Miré a mi comisionista y desenvainé la espada Tallum que me había forjado hace poco.- Mora, si te sientes insegura también deberías quedarte atrás.- Finalicé mientras preparaba mis cuerdas. Alrededor del monstruo había tanta gente que no podía llegar, así que opté por lo sano y saqué ágilmente la cajita con los dedales de plata de un pequeño bolsillo que había en mi armadura, me los puse e hice lo primero que debía hacer. Tomé las cuerdas y las tiré hacia el centro, provocando un chirrido terrible. El monstruo rugió y retrocedió, dándome algo de espacio para avanzar, aunque una vez al alcance me caí en la cuenta que mi débil daga no podría hacerle mayor daño. Resignada me di media vuelta y me topé de cara con los enormes atributos de una alta elfa oscura.

- ¡Oye tu, elfa de poco busto, sal de entre mis bellezas!- escuché. La voz me sonaba demasiado familiar, levanté la cabeza y me topé con el rostro de la no tan joven Temptress.

- Ah…tú.- Afirmé desganada, a la vez que me hacía a un lado para que ella siguiera con el monstruo. Fui a revisar a la warehouse y ni Mora ni su hermana estaban, así que asumí que habían ido a otra ciudad. Esperé a que los rugidos terminaran y volví al café a pedir una infusión para relajarme un poco. Cerré los ojos y pensé que haría ahora que mi vocación por el clan se había reducido a nada.

- Un café negro muy cargado por favor.- Dijo una voz al frente mío, cosa que me extraño, porque la mesa que había tomado estaba de cara a un rincón.

- ¿Cómo pudiste seguirme hasta aquí?- Le pregunté a la elfa oscura. Estaba segura de que se había quedado matando a ese gigante.

- No todas las elfas tienen el pelo lila con esas amarras que tienes tú.- Explicó Temptress mientras miraba el menú.- Te noté deprimida allá afuera así que vine a saber qué te ocurre.-

El hecho de que se hubiese preocupado por mi actitud me soltó, así que le conté mi problema. Al finalizar, levantó una ceja.

- ¿Y qué hay de tu compañero?- Preguntó y de mi reacción inmediata fue ponerme roja de la vergüenza.

- Él está…internado.-

- ¿Internado?¿Lo trataron de asesinar?- Dijo la elfa al mismo tiempo que le pedía una porción de galletas familiar al mesero.

- No…tuvo un accidente con mi Hatchling.- Respondí desviando mi mirada.

- ¿Con tu Hatchling?¿Le cayó encima?-

- No…ehm…le mordió…ehm…cómo decirlo…sus…partes íntimas.-

La stormscreamer me quedó mirando boquiabierta, y luego estalló a reír.

- Ajaja, pobre tipo, tu Hatchling de verdad debe tenerle ojeriza para hacerle eso.- Rió enjugándose las lágrimas.- Aja, ejem… bueno, con lo del clan yo te puedo ayudar…espera un poco.- Dijo tomando una pequeña cajita y sacando de ella un extraño aparato que se puso en el oído.- ¡¿Lukas estás ahí?!- Dijo, dando la impresión de que hablaba sola. Al poco rato escuché una leve voz y ella respondió.- Tengo una swordsinger y un bladedancer con problemas vocacionales,¿Hay cupos?- Y quedó en silencio de nuevo. Asintió con la cabeza y guardó el aparato.- Ve ahora a dejar tus licencias de clan, en tres horas más iremos a la mansión de plata.

No entendía lo que decía, pero tal vez era algo bueno, fui a buscar mi licencia y la de Lyon y las dejé en la sede oficial de clanes, dando a entender mi renuncia. Volví por mis cosas y esperé en la taberna a Lyon y a Temptress. El primero en llegar fue el adolorido bladedancer.

- Espero que lo que haya hecho levantarme valga la pena.- Dijo quejumbroso.

- No te quejes, tu fuiste el que provocó a mi pequeña Mentü, así que asume las consecuencias.- Afirmé molesta. En ese momento apareció Temptress con otra elfa, vestida con una túnica de cristal oscuro.

- Bien, ya revisamos en los registros y oficialmente están sin clan, así que vamos a la mansión de plata.

Lyon me miró y me limité a encoger los hombros y seguirlas. Después de unos diez minutos de caminata, llegamos a una enorme mansión, cerca de la salida sur-oeste de la ciudad. La elfa de la túnica tocó la puerta un par de veces y de inmediato una mucama abrió.

- Buenas tardes señorita Bere, adelante.- Dijo mientras nos dejaba pasar a un enorme Hall adornado con muchos cuadros de muchos guerreros. Frente a una enorme chimenea estaba el más grande de todos, un enorme retrato de al menos cuarenta personas. Me pregunté cuánto debía valer esa pieza.

- Buenas tardes.- Dijo una voz masculina detrás de mí. Me volteé y me encontré con un humano de edad madura vestido con una armadura que jamás había visto. Temptress se puso de pié y dijo.

- Lukas, estos son los dos nuevos.- Indicó.

- Ya veo, les has dicho las condiciones para entrar al clan supongo.- Afirmó sentándose en un gran sillón.

- Sí, y ya asumieron.-

- Entonces no hay nada que agregar, bienvenidos a Nameless.- Dijo mientras indicaba al mayordomo –cuya existencia hasta ese entonces no había notado- que trajese algo. Éste al rato llegó con una caja de madera rojiza y la abrió. Dentro habían dos pañuelos de seda finamente bordados con el escudo del clan, los cuales nos entregaron.

- Dentro de dos días más, empezaremos los preparativos del asedio, así que iremos a entrenarlos a la isla primitiva.- Afirmó la elfa blanca arreglándose el pelo.- Así que pueden ir a abastecerse, en una hora más iremos a entrenar.

Darklight suspiró resignado mientras se daba media vuelta. Su tratamiento médico se tendría que ver interrumpido un pequeño tiempo, pero valdría la pena.

…Y así fue como nos unimos a Nameless, cerré los ojos un momento y pude escuchar en el piso inferior a Sirenne, una spectral dancer, retando a Lyon. Sonreí y volví a leer mis partituras.

1 comentarios:

Hulas!
de verdad estoy maravillada con tu historia, ojala y puedas continuarla, de verdad es buenisima, te felicito ;D

un saludo muy especial ;D

13 de septiembre de 2008, 2:13  

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