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C.7

Capítulo 7

Cuerdas sinfónicas

Tenía miedo. Tal vez si no podía golpearlo me reprobaría o me podría dar un golpe de vuelta. El tutor sacó de un bolsillo de su armadura unos extraños dedales de plata y se los puso de modo que sus dedos estaban protegidos totalmente.

- Un swordsinger debe saber qué efecto tienen sus canciones en los otros, por lo que vamos a empezar testeando las sinfonías. Tu meta es golpearme, pase lo que pase ¿Lista?

- Ehm…lista.- Asentí con las manos temblorosas. Nube se concentró y las cuerdas aparecieron alrededor de él, pero esta vez no sonaban de manera armoniosa. El sonido era áspero y molesto y sentía que me ahogaba. Repentinamente, él tomó las cuerdas con las manos y las juntó al centro, apretándolas. Empecé a sentir que mi garganta se cerraba y mi vista se nublaba.

- Minfe, si te sientes demasiado mal, dímelo y dejamos un break.- Dijo mientras movías las cuerdas hacia varios lados. No quería el break. Junté energías y empecé a correr débilmente hacia él, tenía que golpearle…pero me costaba respirar.

- B…bre….break, por favor.- Respondí agitada. Las cuerdas desaparecieron y caí sentada mientras me sobaba el cuello. -¿Qué fue eso?- pregunté molesta.

- Eso es una sinfonía sicótica.- Explicó Nube yendo donde estaba su bolso y sacando una botella con un líquido rojo.- Más adelante las aprenderás. Consiste en debilitar a tu oponente bajando su habilidad en ataque, defensa y velocidad. Por eso te estabas ahogando.- Sonrió pasándome la botella.- Bébelo, es jugo de fresas.-

No podía creer que los swordsinger tuviesen técnicas así. Abrí la botella y el gusto del jugo me revitalizó de inmediato. Pero pensándolo bien, mientras ejecutaba la sinfonía, el tutor no se había movido, salvo sus brazos para mover las cuerdas. Pensándolo bien, esa técnica tenía una gran desventaja.

- Ya, empecemos de nuevo.- Dije poniéndome en pié y tomando posición de guardia. Esta vez tenía que golpearlo. Las cuerdas aparecieron y la sensación de ahogo también, pero ahora sabía que mientras tocase esa sinfonía no podría moverse. Esperé a que se diera un punto débil, pero no podía dejar pasar mucho tiempo, la sinfonía empezaba a causar estragos en mi estado físico. Fue entonces cuando lo vi, al mover las cuerdas, una buena parte de su torso quedó descubierto. Hice corazón de tripas y corrí lo más rápido que pude para lograr el golpe, pero a poco de llegar a mi objetivo, la sinfonía cambió y las cuerdas empezaron a pasar cerca de mí, provocando cortes en mis brazos y piernas, las cuáles aún seguían debilitadas por las heridas.

- ¿Y eso?- Pregunté una vez retrocedí.

- La segunda sinfonía, la de espadas.- Sonrió mientras volvía a tocar la canción sicótica. Los cortes ardían, pero si quería pasar rápido esta etapa, tenía que llegar a ese golpe rápido. Esperé a que se diera un punto débil para atacar, pero cada vez que me acercaba cambiaba la sinfonía y me veía obligada a retroceder. Poco a poco empezaba a oscurecer y los cortes estaban empezando a pasarme la cuenta. Ya era mucho por hoy. Me senté rendida sobando mis brazos adoloridos. Quedamos en seguir entrenando al día siguiente.

Al salir, una gran luna redonda adornaba una bella ciudad perlada que flotaba en medio del mar. Cada cierto tramo, faroles de plata iluminaban las calles y en las esquinas siempre había algún café o algún lado donde personas de todas las razas se reunían. No muy lejos de la plaza se hallaba la posada que el sacerdote del templo de Eva me había recomendado. Pagué el precio correspondiente a una noche (80.000 adenas) y me dirigí a mi pieza. De abajo se escuchaban alegres sonidos (la posada tenía taberna), pero estaba demasiado cansada como para bajar. Me quité a duras penas la armadura y me puse la camisa de dormir. A los pocos segundos ya estaba todo en negro.

Tuve un sueño muy agradable. Estaba en un campo lleno de flores que parecían plumas, el lugar era cálido y al frente había un lago y al fondo un bello castillo blanco. Alrededor mío estaban las cuerdas del swordsinger vibrando suavemente con el viento. Era todo muy tranquilo, hasta que alcé mi mano para tomar una cuerda, pero en vez de sentir la fineza, me topé con algo más grande, como un muro, pero era suave y cálido, me pareció algo muy extraño y me acerqué. Fue entonces cuando todo se puso negro de nuevo y desperté en la habitación de la posada. Miré mis manos preguntándome que pasó, luego las apoyé en mi cama, pero al lado derecho habia algo cálido y sólido, sin querer mirar me moví un poco y noté los rasgos de un…

- ¿¡QUE HACE DARKLIGHT EN MI CAMA!?- Grité con pánico, sólo veía su torso descnudo y su rostro pacíficamente dormido. Tal vez me había levantado dormida y le abrí la puerta, o él se metió a la habitación por la ventana, pero no estaba abierta. Y si…

Levanté la ropa de cama, no podía ser que se hubiese aprovechado de mí mientras dormía, yo pensaba darle ese tesoro a la persona que eligiera compartir mi vida.

Aún llevaba la parte inferior de la armadura puesta, por lo que inferí que nada había pasado; sin embargo no podía perdonar el hecho que se hubiese metido a mi pieza sin mi permiso conciente. Por lo que hice lo primero que se me vino a la cabeza. Alcé mi mano y…

- ¡Auch, Qué fue eso!- Exclamó el elfo oscuro frotando su mejilla. De inmediato se sentó, y me miró como un niño que estaba siendo castigado por algo que no hizo, cosa que logró hacerme sentir incómoda.

- Explícame qué demonios hacías en mi cama.- Pregunté indignada. Él, muy relajado, puso ambas manos en su nuca y respondió.

- Scott me envió para que empezara a acostumbrarme a la idea de trabajo en pareja contigo.-

- ¿Trabajo en qué?- Exclamé soprendida. Nunca imaginé que mi jefe estuviese tan loco como para tratar de emparejarme por trabajo.

- No lo pienses mal, se supone que serás swordsinger, por lo que tenemos que empezar a acostumbrarnos al trabajo de pareja.- Dijo mirando hacia la ventana como si nada. Sin quererlo, detuve mi vista en su torso por un rato. Tenía un par de cicatrices y los músculos muy bien formados, a pesar de que era delgado -¿Minfe?¿Huh?¿Tengo algo en mi abdomen?- Preguntó al darse cuenta que estaba observándolo. De inmediato desvié la vista hacia la ventana y noté que ya era cerca del mediodía. Si quería llegar a tiempo a las lecciones de hoy, tenía que vestirme rápido, pero con él en la habitación…

- Voltéate.- Ordené mientras recogía mi armadura y la ponía sobre la cama.- Serán cinco minutos, si quieres quédate en la habitación, porque yo tengo que ir a mis lecciones.-

Lyon se encogió de hombros y se volteó. Usando una antigua técnica de mi época de estudiante a guerrero, cuando tenía cinco minutos para llegar al lugar; me saqué rápidamente la camisola y la reemplacé por mi ropa interior y armadura. Tomé mi bolsó y corrí hacia la puerta.

- Listo, si me necesitas, pasaré todo el día en el templo de Eva. Adios.- Terminé cerrando y corriendo escaleras abajo. Compré un pan en una tienda cerca del templo y mientras comía recordaba lo que tenía que hacer hoy. Tal vez si hoy me esforzaba, podría golpear a Nube y pasar esa prueba.

- Hola Minfe, llegas justo a la hora.- Saludó el elfo claro mientras entraba a la sala, dejando mi bolso a un lado.- Deja que termine mi desayuno y empezaremos.- Agregó levantando un pan.

- Maestro Nube, anoche me puse a pensar, y llegué a la conclusión de que tal vez para lograr llegar a usted debo generar mis cuerdas.- Dije mientras me sentaba frente a él.

- Vaya, sí que eres rápida, a mí me tomó tres días entenderlo.- Afirmó dejando una botella de jugo a un lado.- Exactamente, este entrenamiento es para que materialices tus cuerdas. Pero sólo será hasta hoy, porque en la noche tengo que volver a Adén.-

- ¿A Adén? ¿Pasó algo?- Pregunté curiosa.

- Mañana empiezan los asedios al castillo.- Explicó.- En eso me voy a demorar más o menos una semana, así que si logras generar al menos una cuerda hoy, tendrás tiempo como para trabajar con el resto y poder hacer la prueba final apenas vuelva. Bien, empecemos.- Finalizó poniéndose en pie.

Rápidamente pasaban las horas y mis intentos por lograr aparecer una cuerda y un golpe certero. Después de algunos cortes, empecé a creer que no podría generar la primera cuerda.

- ¡Qué pasa Minfe!- Gritó Nube después de que caí por un corte en el rostro.- ¡Generar una cuerda debería serte tan sencillo como imaginar una melodía!-

Fue entonces cuando lo entendí. Por eso lo primero que había hecho había sido mostrarme una canción. Lo único que detiene las cuerdas de un swordsinger, son las cuerdas de otro.

Si tenía que crear una melodía en mi mente, tal vez tenía que ser diferente a la que había cantado la primera vez. Cerré mis ojos, y empecé a imaginar una melodía suave, que relajase. En ese momento, en mi mente empezaron a vibrar cuerdas imaginarias. Fue entonces cuando realmente empecé a sentir las vibraciones, y al abrir los ojos, frente a mí se hallaba una débil cuerda de plata que apenas temblaba. Era hora de probar la teoría de la cuerda contra cuerda. Respiré profundamente – ya casi había olvidado el terrible efecto de la sinfonía – y me lancé sin perder en mi cabeza la música. El sonido fue aterrador, el choque de las cuerdas generó un chillido que llegaba hasta los huesos, por lo que me ví obligada a retroceder.

- Bien, al fin lograste generar una cuerda.- Sonrió Nube secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.- Entonces creo que eso sería todo por hoy. Dentro de una semana, debes tener todas tus cuerdas fuertes y trabajando. Yo traeré tu examen, si lo pasas, tendrás tu certificado de swordsinger, si no, tendrás que empezar todo de nuevo después de 2 meses de descanso. ¿Alguna duda?-

- Eh…no, no, maestro.- Afirmé jadeante. La cuerda se había desvanecido.

- Entonces…en una semana a partir de hoy, a mediodía, en este mismo salón.- Dijo tomando su espada que reposaba en un muro.- Ahora date prisa, tu novio lleva cuatro horas esperándote allí afuera, y si no te has dado cuenta, llevamos más de 10 aquí dentro.-

- ¿Novio? Pero yo no… ugh…este tipo vino por mí.-

Me despedí de Nube y salí del templo. Tal como él lo había dicho, en las afueras del templo, Darklight me esperaba mientras fumaba de su infaltable pipa.

- ¿Por qué no entraste?- Pregunté de pié al lado de él.

- No soy un adorador de Eva como tu. Por eso preferí el aire fresco de aquí afuera- Afirmó desviando la vista hacia un lado.

- Mi tutor creyó que eras mi novio.-

- No es mala idea.-

- ¡Lyon!-

- Ya, ya, vamos a comer algo, no has probado bocado desde que empezaste a entrenar.- Finalizó tomándome de los hombros y llevándome a través de las calles.

- Así que esa es tu aprendiz, Nube.-

- Sí, Temptress, por favor, ¿podrías ayudarme con su examen la próxima semana?- Sonrió el elfo acomodando su espada.

- Será un placer torturarla.- Dijo ella mirando a través del vitral.- Hace mucho tiempo que no me divertía con algo así.- Sonrió.

c.6

Capítulo 6

El tutor

A veces soñaba que estaba despierta, que estaba en una pieza con mucha luz y que de vez en cuando venían amigos a verme. Yo les sonreía y me decían que pronto me recuperaría y podría hacer mi examen, porque ya tenía el nivel para hacerlo. No recuerdo si les hablaba o algo así. Una vez ellos se iban, llegaba una mujer en túnicas blancas y me lanzaba algo que hacía terminar el sueño. Nunca supe si lo que veía era verdad o no, porque en ese tiempo nunca volví a sentir ese terrible dolor.

Un día, mientras veía por una ventana, la puerta del lugar se abrió y entró Mora con una pequeña criatura brillante y se sentó a mi lado.

- Minfe, Minfe. La Hierofante dijo que hoy podrías salir a caminar un rato ¡Eso quiere decir que pronto podrás ir a hacer tu prueba!- Exclamó sonriente.

- ¿Prueba?- Pregunté. En ese momento sentí como si un balde de agua fría me hubiese caído en la cabeza. Todo ese tiempo en cama no había sido un sueño, estaba siendo tratada después del accidente de Goddard y hoy podría ponerme en pié, pero….- ¿Por qué no me duelen las heridas?- Pregunté. Mora me miró acomplejada.

- Uhm, creo que nunca te lo explicaron. La hierofante te mantiene con una magia que inhibe tu dolor y cuando el efecto vence, te hace dormir. Así has estado tres semanas, pero tus heridas han sanado lo suficiente como para ponerte en pie y caminar.-

- Entonces…- Me acerqué al borde de la cama e hice bajar un pié. Noté que mis piernas estaban vendadas, al igual que mis brazos.

Tomé un suspiro y apoyé el pié en el piso, sentí un pequeño dolor y luego se fue. Luego apoyé el otro pié y me levanté despacio, aunque no pude evitar mareame ferozmente. Me afirmé de la mesita que había a un lado de mi cama para no perder el equilibrio y luego caminé con cuidado hacia la ventana. Mora me tomó del brazo la mitad del camino y seguí con dificultad. El contacto directo con la luz del sol me dejó ciega por unos momentos, pero al poder ver bien, me di cuenta que estaba en la bella (y no poco poblada) ciudad de Giran. Miré mis pálidos brazos y empecé a desenvolver la venda del derecho. Fue una mala idea, dado que la herida aún no sanaba completamente y se veía un poco grotesca. Pero si seguía así, tal vez la próxima semana podría ir a dar mi examen con toda tranquilidad.

Los días desde ese entonces pasaron muy lento. Recibí visitas de Scott, Brujo, Salerito y muchos del clan, quienes me contaban que habían logrado reclutar a un joven bladedancer que haría una brillante dupla conmigo una vez sacara mi trabajo. En verdad no tenía la más mísera idea de qué era un bladedancer, pero todos se veían tan felices de que lo hayan reclutado, que supuse que era bueno.

Así volaron los días y los maravillosos trabajos de a Hierofante a cargo hicieron que sólo quedase con unas pequeñas marcas en brazos, piernas y abdomen. Prometí no sacarme los vendajes en un mes, hasta que realmente estuviese sana y me dirigí al gremio de Guerreros de la ciudad.

- ¿Aló?- Pregunté asomándome a la puerta del lugar. El hall estaba vacío así que entré al salón del lugar, donde estaban los encargados de las pruebas. Allí estaban todos, cada uno trabajando con diferentes documentos. Me acerqué al elfo claro que atendía una mesa y le pregunté.

- Disculpe, me gustaría realizar el examen de swordsinger.-

El tipo me observó de arriba abajo con cierto recelo y luego respondió.

- Para realizar el examen necesitas un tutor. ¿Traes recomendación?

- Ehm…no.- Respondí sin ninguna idea de lo que se refería con recomendación.

- Entonces…- El elfo se puso de pié y se dirigió a un extraño instrumento con cuerdas. Tocó algunas de manera poco melodiosa y esperó un rato. Cuando empecé a pensar que el tipo sólo estaba haciendo que perdiese el tiempo, las cuerdas del instrumento empezaron a vibrar por sí solas mientras el elfo escuchaba atentamente. Una vez dejaron de sonar, se dirigió a mí.

- Tu tutor te estará esperando en una hora más en el templo de Eva en Heine. Si no llegas a tiempo, el te considerará reprobada.- Dijo con toda tranquilidad. Yo también lo tomé con calma hasta que me di cuenta que…

- ¡EN UNA HORA NO LLEGARÉ A HEINE!- Me retaba a mi misma mientras corría por las tumultuosas calles hasta la gatekeeper. Las heridas de mis piernas dolían pero no podía darme el gusto de descansar ahora.

A los 45 minutos había logrado, a punta de codazos y “permiso” llegar a la gatekeeper, sin embargo, tuvieron que pasar 5 minutos más a que me atendiese y pudiese llegar accidentadamente a lo que era la ciudad costera de Heine. No me di el tiempo de admirar la belleza de la ciudad y corrí al templo de Eva. Una vez entré – y tal vez también por el hecho de que sentía de que había cumplido- me dediqué a ver la bella estatua de la diosa que adornaba el lugar. Había oído de los elfos en la villa de que Heine era la ciudad de los enamorados y de Eva. Tal vez cuando tuviese más tiempo podría darme una vuelta por toda la ciudad y conocerla bien.

- ¿Buenas tardes?- escuché a mis espaldas. Me volteé y vi a un Joven elfo de armadura oscura y dulce sonrisa. Sentí que la cara me ardía y respondí apresurada:

- Bu…buenas tardes…eh…¿usted es el tutor de swordsinger?- Pregunté nerviosa.

- Sí, yo fui designado para ser tu tutor para swordsinger.- Afirmó acomodando una larga espada a un costado de él.- Pedí una sala del templo para que empecemos el entrenamiento, vamos.- Finalizó dirigiéndose a un largo pasillo que se hallaba a un costado del salón central. Pasamos unas cuántas puertas y se detuvo frente a una de maderas claras. La abrió y me hizo pasar.

Era una amplia habitación con pequeña cascada bajo un enorme vitral que cubría el muro y que mostraba a los elfos cantando alrededor de la diosa Eva. Habían algunas sillas arrinconadas y al medio una gran alfombra de colores claros con muchos cojines. El tutor sacó su espada y su escudo y los dejó en un rincón, luego tomó algunos de los cojines y se sentó. Yo lo imité y, dejando mis armas, me senté frente a él.

- En verdad nunca antes había sido tutor, por lo que empezaré con lo que para mí es básico. Me llamo Nube, y soy un SwordMuse perteneciente al clan Nameless.-

- ¿SwordMuse?- Pegunté acomplejada

- Podríamos decir que somos lo más alto que puede llegar a ser un cantante de la diosa.- Explicó apoyándose en un cojín.

- Ah…ya veo…- Respondí empezando a sentir admiración por él.

- Bueno, empecemos. Primero te mostraré como deberías cantar después de este entrenamiento.- Dijo enderezándose y cerrando los ojos. De inmediato, a través de la luz, vi que aparecieron cuerdas puestas verticalmente alrededor de él, sin ningún instrumento que las mantuvieran, y empezaron a vibrar solas, produciendo diferentes melodías. Al poco rato empezó a cantar y me pareció muy armoniosa su voz. Cerré los ojos y me dejé llevar el ritmo. Cuando los abrí de nuevo, frente a mí levitaba una partitura.

- Cuando sientas necesario, acompáñame.- Afirmó sin perder la melodía de las cuerdas que imitaban varios sonidos. Me dio un poco de miedo seguirle al principio, pero luego me concentré en la partitura levitante. Si lograba leerla sería un paso bastante grande, para luego saber cómo podría manejar esas cuerdas. Me concentré y la observé durante un buen tiempo, hasta que repentinamente, los signos empezaron a moverse para formar palabras y los puntos que habían en las rayas horizontales empezaron a moverse. No sabía que eran los puntos, pero al fin podía cantar. Si seguía la melodía que Nube estaba haciendo, tal vez podría cantar. Esperé a que fuera el momento adecuado y empecé a cantar muy despacio con él. Era agradable sentir que me llevaba una melodía. Empecé a darme cuenta que algo de magia emanaba de su cuerpo al emitir estas melodías y que el fin de la canción se acercaba. Por lo que empecé a atenuar mi voz. La canción, sin darme cuenta, había durado cinco minutos.

- Uf…muy buen avance, lograste leer la lírica de la partitura.- Dijo a la vez que las cuerdas desaparecían.- Ahora viene el siguiente paso…tienes que aprender a usar el don de la diosa. Así que ponte de pié y prepárate, porque vamos a tener que pelear un rato.-

- ¿Vamos a tener que qué?- Pregunté asustada. El entrenamiento empezaba a ponerse interesante, pero pelear con mi tutor? Y si no pudiese pasar eso y me reprobasen?

Capítulo 5

Capítulo 5

Una partitura, El muro de Argos y un asesinato.

Faltaba poco para poder dar mi examen, por lo que el clan decidió llevarme a entrenar a un lugar donde sólo iban con los miembros de nivel alto. Hicieron que viajara a una ciudad muy lejana (y fría) llamada Goddard, donde me esperaba un mago del clan llamado Salerito junto con otros dos compañeros.

- Iremos a los muros de Argos, a unos cuántos kilómetros de aquí. Las afueras de esta ciudad son tan peligrosas como meterse en una pelea entre alianzas, por lo que no te separes del grupo.- Explicó mientras bajábamos las escaleras de la salida del lugar. Nunca había visto un paisaje tan extraño como ese. Eran grandes llanuras de pastizales bajos, interrumpidas de vez en cuando por enormes rocas solitarias o algún muro de piedra natural. Así estuvimos un par de kilómetros hasta llegar a unos enormes y tenebrosos muros, que probablemente llevarían a un lugar aún peor. Allí estaba el líder de mi clan, un spellhowler llamado Scott, junto con otros tres miembros, dos de los cuáles, jamás había visto en mi existencia.

- Muy bien señores, como ven, hoy incluimos a la pequeña Minfe en la party, básicamente porque está a poco de dar su examen para ‘singer y lo mejor es darle un empujón. Las mismas instrucciones de siempre, sólo yo traigo mob o sino nos iremos a piso.- Dijo el elfo oscuro mientras corríamos a través de los tétricos muros con ojos.- Ah, y Minfe.- Agregó sacando un pergamino de su bolso.- Empieza a estudiar esto.- Finalizó entregándomelo. Al abrirlo me di cuenta que era un extraño papel con líneas horizontales, muchos puntos desordenados y debajo de las líneas, una caligrafía muy extraña.

- ¿Y esto es….?

- Una partitura de swordsinger, parece que es la básica.- Afirmó Salerito, quien corría al lado mío. Quedé acomplejada con el hecho de que el líder me pasase una partitura siendo que ni siquiera sabía que hacer con ella. Me quedé viéndola un rato, hasta que choqué con el gladiador que iba delante de mí y caí al piso estruendosamente.

- Fíjate por donde corres.- Dijo mirándome con desprecio y dando media vuelta. Guardé algunas palabras que quise dedicarle a él y a algunos familiares, me puse en pié y seguí caminando, hasta que Scott se detuvo y dijo:

- Posición ofensiva, aquí vienen.- Dijo mientras frente a él se abría un libro levitante lleno de signos, segundos después una ráfaga de viento nos azotó y aparecieron frente nuestro varios seres grandes, con alas blancas en la espalda y con rostros no muy felices. Mi primera reacción fue desenvainar, pero al primer golpe que le di, tropecé y caí de bruces.

- Minfe mantente atrás, con tu nivel sólo le sacarás polvo a estos tipos.- Gritó Salerito mientras arrojaba una llamarada a las alas de un individuo. Así hice y me mantuve atrás el resto del día. No me agradó ver lo que hacían, el tipo que me miraba feo desobedecía las órdenes del jefe y traía criaturas cuando no se necesitaba y muchas veces tuvieron que reanimar a alguno que cayó noqueado. Me prometí esa vez que si me llegaba a salir del clan, me encargaría de dejarlo en el piso tantas veces lo viese. Pasaron las horas y el valle poco a poco empezó a oscurecerse y nos vimos obligados a empezar a dar pie atrás hasta Goddard. Pero algo pasó en el camino, que de repente dejé de verlos y quedé perdida en medio de una vasta planicie llena de animales gigantes, sola. Empecé a desesperarme porque había dejado mi mapa en warehouse y no veía la ciudad al horizonte. Empecé a correr hacia donde sentí que podría estar la ciudad, pero en vano. Cansada me senté y miré al cielo “Qué voy a hacer ahora”, pensé. Estaba sola en una tierra desconocida donde cualquier cosa podría pasarme.

En ese momento, un silencio inquietante cundió en el lugar, luego un “fhoosh” y un dolor terrible en mi hombro derecho. Miré hacia atrás y un arquero elfo oscuro me apuntaba con un arco mientras una elfa oscura y un humano se acercaban a atacarme. No podía usar el escudo, porque con el flechazo había dejado mi brazo inmóvil, por lo que tomé mi espada y corrí hacia ellos.

Lo primero que sentí fue una estocada en una pierna y en el brazo inutilizado, eran demasiado fuertes, iba a morir si seguía peleando, pero no podía correr. El humano arrastro su espada por la tierra y la lanzó a mis ojos, mientras otra flecha llegaba al brazo de mi espada. Ciega y desesperada lancé espadazos al aire y escuché risas de ellos. Sentía que caería muerta pronto, debía llevarme a uno de ellos conmigo. Junté todas mis fuerzas y lancé un último golpe, sentí que pasé a través de algo duro. Traté de ver, y la imagen fue espantosa:

Había decapitado a la elfa oscura.

Luego sentí una estocada en el estómago y todo se puso negro.

- Tiene los huesos quebrados en el hombro derecho, una leve quebradura en el brazo izquierdo, cortes severos en todo el cuerpo y en especial en la zona abdominal. Si tiene suerte, podrá ponerse en pié en un mes más con tratamiento.-

Todo estaba borroso, veía luces y sombras alrededor mío, mi cuerpo dolía mucho, quería gritar pero no tenía voz para hacerlo. Tal vez ya estaba muerta…

- ¡Miren, está despertando!- exclamó una voz que me sonaba familiar. Un montón de sombras se agolparon alrededor mío.

- ¿Minfe, me escuchas?¿Sientes tus extremidades?- Sonó una voz parecida a Talho

- Tal vez sólo está adormecida.- Dijo una voz similar a Ishkur

- Minfe, por favor despierta, todos vinimos a verte.- Escuche de una sollozante Mora.

- Tal vez sea mejor que no despierte aún, será un poco crudo saber qué le pasó.- Dijo una voz igual a la de mi jefe.- No es común asesinar a la prometida de ese elfo oscuro que ella pidio ayudásemos.-

Algo se revolvió en mi interior adolorido, ¿Había matado? ¿A quién?¿De qué elfo hablarán? Sentí una quemadura intensa en mi estómago y tosí, sentí que botaba algo cálido por mi boca, todo dolía mucho, todo se alejaba de a poco, hasta que no vi más.

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