Capítulo 6
El tutor
A veces soñaba que estaba despierta, que estaba en una pieza con mucha luz y que de vez en cuando venían amigos a verme. Yo les sonreía y me decían que pronto me recuperaría y podría hacer mi examen, porque ya tenía el nivel para hacerlo. No recuerdo si les hablaba o algo así. Una vez ellos se iban, llegaba una mujer en túnicas blancas y me lanzaba algo que hacía terminar el sueño. Nunca supe si lo que veía era verdad o no, porque en ese tiempo nunca volví a sentir ese terrible dolor.
Un día, mientras veía por una ventana, la puerta del lugar se abrió y entró Mora con una pequeña criatura brillante y se sentó a mi lado.
- Minfe, Minfe.
- ¿Prueba?- Pregunté. En ese momento sentí como si un balde de agua fría me hubiese caído en la cabeza. Todo ese tiempo en cama no había sido un sueño, estaba siendo tratada después del accidente de Goddard y hoy podría ponerme en pié, pero….- ¿Por qué no me duelen las heridas?- Pregunté. Mora me miró acomplejada.
- Uhm, creo que nunca te lo explicaron. La hierofante te mantiene con una magia que inhibe tu dolor y cuando el efecto vence, te hace dormir. Así has estado tres semanas, pero tus heridas han sanado lo suficiente como para ponerte en pie y caminar.-
- Entonces…- Me acerqué al borde de la cama e hice bajar un pié. Noté que mis piernas estaban vendadas, al igual que mis brazos.
Tomé un suspiro y apoyé el pié en el piso, sentí un pequeño dolor y luego se fue. Luego apoyé el otro pié y me levanté despacio, aunque no pude evitar mareame ferozmente. Me afirmé de la mesita que había a un lado de mi cama para no perder el equilibrio y luego caminé con cuidado hacia la ventana. Mora me tomó del brazo la mitad del camino y seguí con dificultad. El contacto directo con la luz del sol me dejó ciega por unos momentos, pero al poder ver bien, me di cuenta que estaba en la bella (y no poco poblada) ciudad de Giran. Miré mis pálidos brazos y empecé a desenvolver la venda del derecho. Fue una mala idea, dado que la herida aún no sanaba completamente y se veía un poco grotesca. Pero si seguía así, tal vez la próxima semana podría ir a dar mi examen con toda tranquilidad.
Los días desde ese entonces pasaron muy lento. Recibí visitas de Scott, Brujo, Salerito y muchos del clan, quienes me contaban que habían logrado reclutar a un joven bladedancer que haría una brillante dupla conmigo una vez sacara mi trabajo. En verdad no tenía la más mísera idea de qué era un bladedancer, pero todos se veían tan felices de que lo hayan reclutado, que supuse que era bueno.
Así volaron los días y los maravillosos trabajos de a Hierofante a cargo hicieron que sólo quedase con unas pequeñas marcas en brazos, piernas y abdomen. Prometí no sacarme los vendajes en un mes, hasta que realmente estuviese sana y me dirigí al gremio de Guerreros de la ciudad.
- ¿Aló?- Pregunté asomándome a la puerta del lugar. El hall estaba vacío así que entré al salón del lugar, donde estaban los encargados de las pruebas. Allí estaban todos, cada uno trabajando con diferentes documentos. Me acerqué al elfo claro que atendía una mesa y le pregunté.
- Disculpe, me gustaría realizar el examen de swordsinger.-
El tipo me observó de arriba abajo con cierto recelo y luego respondió.
- Para realizar el examen necesitas un tutor. ¿Traes recomendación?
- Ehm…no.- Respondí sin ninguna idea de lo que se refería con recomendación.
- Entonces…- El elfo se puso de pié y se dirigió a un extraño instrumento con cuerdas. Tocó algunas de manera poco melodiosa y esperó un rato. Cuando empecé a pensar que el tipo sólo estaba haciendo que perdiese el tiempo, las cuerdas del instrumento empezaron a vibrar por sí solas mientras el elfo escuchaba atentamente. Una vez dejaron de sonar, se dirigió a mí.
- Tu tutor te estará esperando en una hora más en el templo de Eva en Heine. Si no llegas a tiempo, el te considerará reprobada.- Dijo con toda tranquilidad. Yo también lo tomé con calma hasta que me di cuenta que…
- ¡EN UNA HORA NO LLEGARÉ A HEINE!- Me retaba a mi misma mientras corría por las tumultuosas calles hasta la gatekeeper. Las heridas de mis piernas dolían pero no podía darme el gusto de descansar ahora.
A los 45 minutos había logrado, a punta de codazos y “permiso” llegar a la gatekeeper, sin embargo, tuvieron que pasar 5 minutos más a que me atendiese y pudiese llegar accidentadamente a lo que era la ciudad costera de Heine. No me di el tiempo de admirar la belleza de la ciudad y corrí al templo de Eva. Una vez entré – y tal vez también por el hecho de que sentía de que había cumplido- me dediqué a ver la bella estatua de la diosa que adornaba el lugar. Había oído de los elfos en la villa de que Heine era la ciudad de los enamorados y de Eva. Tal vez cuando tuviese más tiempo podría darme una vuelta por toda la ciudad y conocerla bien.
- ¿Buenas tardes?- escuché a mis espaldas. Me volteé y vi a un Joven elfo de armadura oscura y dulce sonrisa. Sentí que la cara me ardía y respondí apresurada:
- Bu…buenas tardes…eh…¿usted es el tutor de swordsinger?- Pregunté nerviosa.
- Sí, yo fui designado para ser tu tutor para swordsinger.- Afirmó acomodando una larga espada a un costado de él.- Pedí una sala del templo para que empecemos el entrenamiento, vamos.- Finalizó dirigiéndose a un largo pasillo que se hallaba a un costado del salón central. Pasamos unas cuántas puertas y se detuvo frente a una de maderas claras. La abrió y me hizo pasar.
Era una amplia habitación con pequeña cascada bajo un enorme vitral que cubría el muro y que mostraba a los elfos cantando alrededor de la diosa Eva. Habían algunas sillas arrinconadas y al medio una gran alfombra de colores claros con muchos cojines. El tutor sacó su espada y su escudo y los dejó en un rincón, luego tomó algunos de los cojines y se sentó. Yo lo imité y, dejando mis armas, me senté frente a él.
- En verdad nunca antes había sido tutor, por lo que empezaré con lo que para mí es básico. Me llamo Nube, y soy un SwordMuse perteneciente al clan Nameless.-
- ¿SwordMuse?- Pegunté acomplejada
- Podríamos decir que somos lo más alto que puede llegar a ser un cantante de la diosa.- Explicó apoyándose en un cojín.
- Ah…ya veo…- Respondí empezando a sentir admiración por él.
- Bueno, empecemos. Primero te mostraré como deberías cantar después de este entrenamiento.- Dijo enderezándose y cerrando los ojos. De inmediato, a través de la luz, vi que aparecieron cuerdas puestas verticalmente alrededor de él, sin ningún instrumento que las mantuvieran, y empezaron a vibrar solas, produciendo diferentes melodías. Al poco rato empezó a cantar y me pareció muy armoniosa su voz. Cerré los ojos y me dejé llevar el ritmo. Cuando los abrí de nuevo, frente a mí levitaba una partitura.
- Cuando sientas necesario, acompáñame.- Afirmó sin perder la melodía de las cuerdas que imitaban varios sonidos. Me dio un poco de miedo seguirle al principio, pero luego me concentré en la partitura levitante. Si lograba leerla sería un paso bastante grande, para luego saber cómo podría manejar esas cuerdas. Me concentré y la observé durante un buen tiempo, hasta que repentinamente, los signos empezaron a moverse para formar palabras y los puntos que habían en las rayas horizontales empezaron a moverse. No sabía que eran los puntos, pero al fin podía cantar. Si seguía la melodía que Nube estaba haciendo, tal vez podría cantar. Esperé a que fuera el momento adecuado y empecé a cantar muy despacio con él. Era agradable sentir que me llevaba una melodía. Empecé a darme cuenta que algo de magia emanaba de su cuerpo al emitir estas melodías y que el fin de la canción se acercaba. Por lo que empecé a atenuar mi voz. La canción, sin darme cuenta, había durado cinco minutos.
- Uf…muy buen avance, lograste leer la lírica de la partitura.- Dijo a la vez que las cuerdas desaparecían.- Ahora viene el siguiente paso…tienes que aprender a usar el don de la diosa. Así que ponte de pié y prepárate, porque vamos a tener que pelear un rato.-
- ¿Vamos a tener que qué?- Pregunté asustada. El entrenamiento empezaba a ponerse interesante, pero pelear con mi tutor? Y si no pudiese pasar eso y me reprobasen?
Etiquetas: Historia
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