Capítulo 4
Sentimientos encontrados
Los primeros cinco minutos dentro de los pantanos de Cruma fueron agradables, hasta que caí en la cuenta de que si quería seguir mi carrera por ser swordsinger, debía atravesar las aguas lodosas que cubrían la mayoría del lugar. En un principio fue desagradable, pero la armadura me protegía de los insectos y sanguijuelas del lugar. Fue un lío cazar Horrores, dado que no sabía dónde pegar y tiraba espadazos a diestra y siniestra, hasta que sus armaduras se desvanecían. Así pasé todo el día, hasta que hallé necesario buscar tierra firme (y seca) para armar mi campamento; por lo que partí hacia las entradas del pantano matando todo monstruo a mi paso (incluyendo unas babosas gigantes que al morir escupían una cantidad inhumana de mocos transparentes y pegajosos) durante dos horas hasta que al fin llegué a los pilares de entrada al pantano. Busqué en las colinas un lugar cómodo y me asenté bajo la sombra de un árbol, con la vista de la siniestra torre de Cruma al frente y la luna normal detrás de ella. Me alejé un poco para buscar algunos leños secos y hacer una fogata para cenar algo rápido y mantenerme cálida mientras estuviese despierta. Estaba en eso, cuando de nuevo siento esa voz “¡Desenvaina!”, sólo que esta vez mis reflejos fueron más rápidos y me hallé con el grisáceo rostro de LyonDarklight mostrando una expresión de espanto increíble.
- ¿Querías tratar de matarme de nuevo, eh?- Pregunté enfadada mientras tomaba mi espada del filo para usarla a modo de mazo.- Parece que no aprendiste con el último martillazo…-
El rostro del elfo palidecío y dejó caer su espada al momento que decía.
- Está bien, no tengo energías para pelear y el sólo recordar ese mazazo me duele. Mátame de una…¡Auch, que demonios estás haciendo!- Reclamó al darle un golpe con el puño de la espada
- Hago que tu única neurona funcione.- Asentí guardando mi espada.- Algo que detesto es el tener que pelear contra otros guerreros siendo que por lo general tienen una causa común con la mía. Y aunque no fuese así, me es desagradable tener que pelear con otros, aunque sean elfos oscuros.- Terminé recogiendo las ramas secas y dirigiendo mis pasos a donde tenía mi carpa.
Una vez instalé las ramas en círculo, caí en la cuenta de que Lyon estaba al lado mío observando lo que hacía. Al darse cuenta que reparé en él, se alejó al borde de la colina y sacó una pipa. Encontré curioso que me hubiese seguido hasta allí. Me di prisa, dado que estaba empezando a hacer frío e hice fuego y armé mi carpa. Al terminar de acomodar mis cosas dentro, me fijé que el elfo oscuro seguía ahí, mirando a la luna con la vista perdida y un hilo de humo saliendo de su pipa. Aproveché que estaba distraído y me senté al lado de él.
- ¿Ahora vas a explicar por qué tienes que matarme?-
Lyon se sobresaltó y su pipa voló por los aires. Por suerte logró atraparla a tiempo y la apagó.
- Sigh…en verdad, es una tradición un poco añeja en algunas familias.- Suspiró con la cabeza gacha, en ese momento pensé “bueno, tradiciones añejas hay en todos lados.- Se supone que la gloria más alta de un elfo oscuro es cazar a un elfo blanco. La tradición dice que cuando uno empieza a entrenarse, se le asigna un destino, una cabeza a cazar. Si vuelves con la cabeza de esa persona la aldea, serás tratado como un héroe a los ojos de los sacerdotes de Shillen y a los de tu familia.-
- ¿Pero?-
- ¿Pero qué?- Preguntó Darklight alzando la cabeza y mirándome a los ojos. En ese momento un escalofrío recorrió mi espalda y algo se movió en mi estómago.
- Pero entonces, si esta cacería te traerá tanta gloria, ¿Por qué no me has tratado de matar ahora?-
El elfo oscuro se ruborizó levemente, y miró hacia otro lado.
- ¿Has visto lo bien que se llevan las razas afuera de sus aldeas? Todos han aprendido que ser héroe no es seguir tradiciones que pasen a llevar las vidas de otros. Aún me cuesta aceptarlo un poco, pero tal vez, algunos errores del pasado se pueden corregir.-
- Entonces por qué insistes en matarme.-
- Porque tal vez mi concepto de gloria esté erróneo y sea el que dice mi familia.- Sonrió.
- Por lo que seguirás tratando de asesinarme hasta que sepas la verdad.-Terminé poniéndome de pié y caminando hacia la fogata. Al menos sabía que las intenciones de Darklight no eran en esencia malas…tal vez si alguno de mis compañeros de clan hablase con él, podría cambiar de idea y dejaría de acosarme tratando de obtener mi cabeza. Calenté una pequeña tetera con un poco de té que me regaló Mora (últimamente había adquirido la costumbre de tomar una taza de esa hierba antes de dormir) y luego me fui a dormir.
Estaba en un lugar desértico, con altos muros ancestrales y gastados. Estaba mi clan y Lyon conmigo. Todos veían al cielo desesperados, no entendía, hasta que BrujoMoreno gritó “¡¡¡Traten de atraparlo antes de que le caiga el dragón encima!!!” Entonces miré al cielo y noté que el jefe caía desde lo alto, y sobre él su wyvern…sentí pánico y quise gritar, pero estaba disfónica, corrí a alcanzarlo, pero…
Desperté gritando, desesperada, un sudor frío cubría mi rostro y mis manos temblaban. “Sólo es un sueño” pensé tratando de calmarme, pero la sensación de pánico no se iba. Me recosté de nuevo y cerré los ojos, sin poder quitar de mi mente la terrible imagen que vi.
Desperté muchas horas después, sin pasar el mediodía, deshice mi campamento y me senté a la sombra del árbol donde me refugié a escribir una carta a dos compañeros del clan, quienes podían darme una mano con un asunto que podía cambiar mi destino, y el de mi objetivo. Una vez la dejé con el mensajero del lugar, volví a los ya no tan desagradables pantanos de cruma. Debía hacerme swordsinger antes que mi sueño se hiciese realidad.
Etiquetas: Historia
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