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Intro

Introducción


Poco tiempo llevo en el reino de Aden y ya tengo tantas aventuras que contarles. Tal vez unas sean tontas, otras sin solución;¡Pero qué más da! Esta es la historia de una dama que canta con su espada, esta es mi historia.

Hasta que tuve 20 años nunca salí de mi villa salvo para visitar a nuestra noble madre árbol, o a jugar con otros aprendices a las orillas del lago que está bajo nuestro humilde hogar. Allí cantábamos y nadábamos, sintiéndonos agradecidos de ser los hijos de Eva. Como altos elfos, siempre nos vimos orgullosos de servir a los bosques y por eso cada día entrenábamos arduamente para cuando llegase el día de nuestra prueba, cuando nos dejasen ir fuera de nuestra villa y explorar el mundo donde están esas criaturas llamadas humanos, orcos y enanos. Escuché que los orcos son bravos, los enanos inteligentes y los humanos son tantos como las gotas de agua en un lago. Estaba ansiosa por salir, exceptuando por una cosa.
Desde pequeños se nos advirtió de un peligro muy grande para nuestra raza, del cual nos debíamos proteger a toda costa. Ellos eran los traidores, los elfos oscuros, quienes corruptos por el poder nos taricionaron hace mucho y sufrieron las consecuencias. Según nos relataban los ancestros, ellos siempre han tenido una sed de venganza con nosotros y siempre nos vigilan esperando el momento oportuno para acabarnos. Tal vez por ese terrible temor haste ese entonces sentía que cuando me bañaba en el lago algo me observaba.

El día que cumplí 20 años, se me llevó ante Nerupa, quien se encarga de la prueba final y me hizo montar una cacería por mi misma. Uf, jamás había pensado que todo ese tiempo me había hecho tan fuerte con la espada. Mis padres se mostraron orgullosos de mí y mis amigos alegres a la hora en que fui nombrada aprendiz.

Pero aún no sabía que camino elegir.

Pasó algo de tiempo y no quise alejarme demasiado de mi aldea, porque allí había lo que necesitaba cazar y no me hacía mayor dificultad. Los guardias me enseñaron a usar una extraña pastilla llamada soulshot -aunque no entendí qué quisieron decir cuando me advirtieron que bajaría mi líbido- y aspi seguí hasta que sentí que era hora de dejar mi pueblo. Así, me dirigí a la ciudad Humana de Gludio.

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